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Por qué el nuevo equipo de campaña de Trump podría girarle aún más a la derecha

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Donald Trump By Gage Skidmore 2

“¿Quién lo dice? ¿Qué sondeos?” Son las palabras que ayer por la noche espetó Michael Cohen, el abogado de la organización de Donald Trump, en una breve entrevista para la CNN. La entrevistadora se refería a las diversas encuestas que, desde hace tiempo, predicen una caída de votos histórica para el partido republicano. El portavoz contestaba así con altivez, despreciando las críticas y representando perfectamente el tono que podría esperarse de su jefe.

Pero esa réplica, más allá de servir como combustible en el circo mediático montado alrededor de todo lo que tiene que ver con el descaro de Trump, tiene otra dimensión. El candidato republicano a las elecciones presidenciales acaba de remodelar su equipo, y los nombramientos de sus nuevos representantes y estrategas de comunicación dicen mucho de hacia dónde va a mirar el político en su forma de presentarse ante el pueblo norteamericano.

Trump no parece muy dispuesto a rebajar su tono ni a revisar la agresividad con la que vira hacia la derecha, más bien lo contrario. Y eso puede cambiar el talante de la política conservadora de su país y, de paso, la postura nacional en el mapa geopolítico internacional.

If The 2016 Presidential Election Were Being Held Today Clinton Trump Chartbuilder 18 Be8563a6173609b269b702c3cce09140 Nbcnews Ux 2880 1000 Encuesta presidencial de la NBC.

Steve Bannon y el apoyo mediático a la construcción de Trump

La primera clave es la de la sustitución del papel como dirigente de campaña del veterano Paul Manafort por Steve Bannon. Manafort, un consultor que hasta ahora se encargaba de moderar a Trump, ve cómo su papel se diluye frente al de esta nueva figura, un hombre sin experiencia previa en la dirección política. Pero Bannon no sale de la nada. Él es el magnate al mando de Breitbart News, la empresa de noticias que ha alentado mediáticamente las soflamas de Trump y le ha ayudado (en buena parte) a llegar donde ha llegado. En Estados Unidos hay quien llama a esta cadena Trumpbart.

57b486b9c46188971b8b45a0 A la izquierda, Steve Bannon.

Este exoficial de la marina y exbanquero en Goldman Sachs heredó Breitbart News de Andrew Breitbart, que lanzó el medio en 2007 como agregador de noticias y murió en 2010, en mitad de los planes de reconversión de la página en un generador genuino de contenidos impactantes. En 2009 el medio le provocó un importante dolor de cabeza a los demócratas, cuando le dieron visibilidad a los desafortunados tuits de Anthony Weiner, representante de Nueva York en el Congreso, y que le costó el puesto en 2011. Gracias al triunfo de esta campaña difamatoria, los periodistas de la casa vieron una oportunidad de negocio en este tipo de acciones mediáticas altamente corrosivas.

Bannon ha sabido coger el testigo de lo que Breitbart propuso gracias a su talento y experiencia en las estrategias comerciales y una fuerte inclinación personal hacia lo incendiario. De entre los proyectos que hasta ahora ha llevado a cabo está crear una serie de documentales que, en palabras de Joshua Green, son “unos videos de lo más chocantes, con música de Wagner y un apartado visual muy logrado”. Entre ellos está Generation Zero, una celebración de todo lo logrado por el Tea Party, o The Undefeated, un análisis del origen de la crisis fiduciaria de 2008. “Sus películas están salpicadas con imágenes de leones atacando a impotentes gacelas y de flores que brotan majestuosamente de la tierra”.

Breitbart News lleva tiempo (más o menos desde que el Tea Party empezara a hacer ruido) poniendo por delante los mensajes incendiarios, más preocupados por el escándalo mediático que por el rigor informativo, y ha funcionado muy bien entre un electorado blanco y trabajador que siente que su poder se ha desplazado a otros grupos raciales y que ve en la casta política norteamericana de uno y otro signo uno de los principales problemas de la sociedad.

Esta postura, que ha fidelizado a una buena parte del electorado descontento y que hasta ahora no se sentía representada, tiene un problema: hay un máximo de ciudadanos blancos y trabajadores, y con ese discurso es difícil ganar adeptos entre otros grupos raciales: su apoyo por parte de los afroamericanos en multitud de estados es del 0%.

Ganar votantes (y ganar) es peor que ganar creyentes (y perder)

El empresario tampoco lo tiene fácil entre las mujeres. Pese a que los republicanos tienen un importante nicho de votantes femeninos, Trump no ha sabido seducirlas (sus comentarios sobre algunas mujeres públicas tampoco es que hayan ayudado).

De eso se tendrá que encargar ahora Kellyanne Conway, asesora política orientada a las votantes republicanas que no ve claro el tema de los insultos que acaba profiriendo cada cierto tiempo el político. Funcione o no el intento de moderación del orador en manos de Conway, el fichaje de una mujer asesora para su campaña se verá como un gesto en positivo en cuanto a la política interna de la maquinaria Trump.

Ddd Kellyanne Conway es una de las nuevas asesoras del gabinete de Trump.

Pero la clave puede estar en lo siguiente: puede que esta remodelación del gabinete a tres meses de las elecciones no esté enfocada en ganarlas, sino en cimentar un movimiento nacionalista norteamericano que se sienta más en sintonía con el discurso de Trump, esté él o no en el poder. Un sentimiento que empresas subsidiarias de Bannon ya promovían entre la población de Reino Unido, apoyando en su página la ideología favorable al Brexit y, en general, a la xenofobia. Así lo piensan en este texto de Vanity Fair. También en Bloomberg Business Week, que definió el año pasado a Bannon como “el agente más peligroso de la política americana”.

Trump y Putin, compañeros de cama que aún no lo han hecho del todo público

Barack Obama And Vladimir Putin Walking In Ireland

Por otro lado, si la estrategia política es dejar a Trump que sea él mismo, la política internacional podría dar un giro de 180 grados. Sobre todo en lo que respecta a Rusia. Manafort, el anterior director de campaña, sale del equipo, pero no sin haber protagonizado otro de los momentos más convulsos de la carrera presidencial. Justo cuando se confirmaba que las filtraciones del partido demócrata fueron llevadas a cabo por el gobierno ruso, el nombre de Manafort apareció según The New York Times en los libros del partido prorruso en Ucrania como destinatario de 12,7 millones de dólares.

Trump también tuiteó una bravuconada que podía sonar a otra invitación al espionaje de su propio país. Rusos: sacad a la luz los correos de Hillary, vino a decir en la red social. El candidato republicano ha mostrado en varias ocasiones el respeto y cariño que tiene por la figura de Putin, de quien llegó a decir que se hicieron amigos (lo cual es totalmente falso). Y también hay que señalar que tanto él como miembros de su gabinete tienen relaciones económicas con el país helado.

Pero estos acercamientos al Kremlin se llevan a cabo también en su discurso sobre política exterior: Trump no busca aliados ni un mapa de relaciones exteriores que bloquee las acciones de los rusos. Trump sólo quiere dinero, que el cash entre de alguna forma al país estadounidense, y si los pequeños países cercanos a Rusia como Estonia, Letonia o Lituania no aportan lo suficiente a la nación de la libertad, Trump no siente la necesidad de que la OTAN les apoye.

Putin ha apoyado subrepticiamente la campaña de Trump por eso mismo, el empresario norteamericano le está ofreciendo la posibilidad de aumentar su influencia. Una retirada de apoyo económico de EE.UU. a la OTAN alentaría el debilitamiento final de esa estructura creada, en parte, para controlar el poder de Rusia. Y esto puede leerse de ambas formas, como una apertura aún mayor a la paz entre las dos grandes naciones o como un irresponsable descuido que reavivase los ecos de la Guerra Fría.


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